Ese día llegó con uno de los últimos veleros y quizá el más emblemático de los barcos clandestinos que zarparon de las islas Canarias, el “Telémaco”.
Después de un largo período de preparación, la tripulación y los viajeros estuvieron listos para emprender el trayecto desde La Gomera hasta Venezuela.
En una nave de apenas 27 metros de eslora partieron de Valle Gran Rey una fría madrugada del 9 de agosto de 1950. Eran 171 personas, 170 hombres y Teresa con apenas 22 años, como única mujer.
La joven viajaba con su tío patrón del navío. Teresa tuvo que pasar durante el trayecto grades miedos y temores al igual que todos los viajeros debido al mal tiempo que encontraron en la travesía.
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